Marco Teórico
3.- El efecto del grupo El modelo explicado previamente relaciona la motivación con el logro académico, pero pone mucho énfasis en la competencia intelectual, asumiendo que éste es la meta principal del estudiante en la escuela. Sin embargo, hay evidencia de que los mundos sociales de los niños y niñas no deben ser excluidos de otros modelos de motivación y ajuste escolar. La teoría de la atribución se preocupa de cómo los individuos interpretan eventos y cómo esta interpretación –o atribución- se relaciona con su pensamiento y su comportamiento. Heider (1958) [4] cree que las personas actúan sobre la base de sus creencias, sean estas válidas o no; introduce la “teoría del balance cognitivo”, la cual indica que si dos personas o más comparten la misma actitud, experiencia o ideas, este hecho influirá en la relación entre estas dos personas. Esta teoría se basa en los trabajos de Mead (1934) [5] quien explica que ponernos en la perspectiva de otros, y compartir una misma actitud o idea colectiva, frecuentemente se basa en lo que pensamos de la otra persona (teoría de la interacción simbólica), y a su vez refuerza nuestras atribuciones. También influenciado por George H. Mead, Newcomb (1961) [6] introdujo su teoría A-B-X diciendo que si A y B tienen una relación fuerte entre ellas, y coinciden en la orientación hacia X, tendrán un impacto en fortalecer las relaciones entre esas dos personas (A-B), si por el contrario tienen percepciones diferentes las diferencias de atribución de X debilitará su relación. No pretendemos hacer aquí un desarrollo de estas teorías, y muchas más que han surgido posteriormente, pero la mayor evidencia que nos ha quedado -por el momento- es que las expectativas poseen un papel central en relación con las atribuciones y con la conducta consecuente, y con las relaciones intra e intergrupales. Los efectos concretos de la coacción y audiencia se han estudiado especialmente en el ámbito de la Psicología de la Motivación. Son bastante conocidos los pioneros estudios de Triplett (1898) , en los que se podía observar cómo los ciclistas pedaleaban con mayor fuerza cuando lo hacían en compañía de otros ciclistas que cuando lo hacían solos. Triplett argumentaba que la presencia de otros actuaba como un factor capaz de activar unos recursos energéticos que no se movilizaban cuando el individuo realizaba esa tarea en soledad. Cuando los incrementos en la motivación y en el rendimiento de una persona son el resultado de la acción directa de otras personas que comparten con ella en la misma tarea, decimos que se ha producido un “efecto de coacción”. Cuando la presencia de otros no es de compartir la tarea, sino una situación de pasividad u observación se le denomina “efecto de audiencia” (Cottrell, et al. 1968)[7] . Igualmente se observa un incremento en la motivación y en el rendimiento de la persona que está siendo observada, pero no siempre, en otras ocasiones la exposición a la audiencia provoca los peores resultados en el individuo observado. La explicación a estos resultados aparentemente contradictorios tiene que ver con la destreza del sujeto, y con la probabilidad de que ocurra la respuesta más esperada. Así, cuando la probabilidad de dar la respuesta adecuada es alta, el rendimiento se incrementa, y la motivación también. Si por el contrario la respuesta más probable es un comportamiento negativo o de fracaso, efectivamente este se ponga de manifiesto. En ambos tipos de efectos, la presencia de otros produce un incremento en la activación, lo cual lleva a que el sujeto, en esta situación especial, ofrezca la respuesta que es más probable o dominante. Nuevamente estos efectos comparten el mismo principio, si la expectativa de que determinado acto ocurra existe, será más probable que ello ocurra especialmente si el comportamiento tiene lugar en un grupo. Si las expectativas de un estudiante de salir a la pizarra son altas y positivas, la presencia del grupo clase incrementará su motivación y por tanto su rendimiento; si por el contrario las expectativas son negativas o bajas, es decir, miedo al fracaso, con mayor probabilidad esto ocurra en un lugar con audiencia. Uno de los ámbitos en los que más se ha podido constatar la influencia de los efectos de coacción y de audiencia ha sido en el deportivo Gall (1998) [8] . Aplicar estas teorías al ámbito educativo nos lleva a plantearnos los efectos en la percepción del estudiante sobre sí mismo, así como de las expectativas que genera en función de su rendimiento académico y de su comportamiento con los demás, el asignar el atribuirle determinados rasgos o actitudes, como gamberro, torpe, desastre o cualquiera con connotaciones negativas. “El efecto audiencia” del aula facilitará que efectivamente tenga un mal rendimiento académico y problemas de comportamiento. Potenciar lo positivo, generar expectativas altas y positivas sobre sus propias capacidades, contribuirá a que el efecto audiencia incrementará lo positivo, que no lo negativo. Este aspecto es crucial que sea entendido por el profesorado, pues las mismas teorías son igualmente aplicadas a la percepción de estos. El fenómeno se repite igualmente entre el profesorado; si dos docentes coinciden en su pensamiento sobre X, la teoría del balance cognitivo les lleva a reforzar dicha relación, y convertirse de primer orden. Igualmente esta relación fortalecida será reiteradamente confirmada a través de ejemplos observados (selección perceptiva para confirmar expectativas). De la misma manera, cuando el sujeto X recibe determinada atribución de una relación fuerte de dos o más, esta atribución se convertirá en una verdad no cuestionada, por lo que el sujeto X no tendrá más que asumirla, y nuevamente, seleccionar ejemplos de su propia experiencia que confirman dicha teoría, por lo que cuando se le pregunta a X por sí mismo, seguramente responderá, “soy un golfo”, y tendrá miles de ejemplos para demostrarlo. Es su propia percepción, creada a través de la consonancia de los juicios de los demás, tanto profesorado como estudiantes, e incluso familiar. La atribución se convierte en un hecho, y el efecto audiencia comienza a tener efecto; si hemos resaltado lo negativo el efecto será así, pero si por el contrario nos basamos en los comportamientos deseables y positivos, los efectos serán igualmente positivos.
|